El secreto del chico nuevo by Valery Kraus

El secreto del chico nuevo by Valery Kraus

autor:Valery Kraus [Kraus, Valery]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Juvenil
publicado: 2020-10-04T22:00:00+00:00


Capítulo 30

Ella simplemente no escuchará. Y entonces he comenzado un plan. Sólo espero que aprecie todos mis esfuerzos—todo mi trabajo para hacerla feliz. De una vez por todas.

Capítulo 31

Después de mi charla con Ben, Wes y Kimmie me hacen, todo el tiempo, de-veinte-preguntas-a-cien acerca de lo que él tuvo para decir.

Pero, simplemente, no tengo ganas de hablar de ello.

En lugar de eso, miro por la ventana mientras Wes nos lleva en coche a casa, observando el remolino de colores, las casas mezclándose con los edificios y árboles; todos integrándose en un gran borrón.

—Vamos —ruega Kimmie. —Si no vas a darnos la historia completa entonces,

¿qué tal la versión reducida?

Sacudo la cabeza, aún nerviosa por mi conversación con Ben por la imagen de su novia mientras caía por el precipicio ese día, y la mirada de horror que debe haber cubierto su rostro cuando lo vio lanzarse a ella.

—Llamando a Camelia Chameleon —dijo Wes, ahuecando sus manos y hablando a través de su improvisado megáfono.

—Tal vez ella necesita algo de agua salpicando su cara —sugiere Kimmie.

—Todo lo que tengo es un Big Gulp de ayer —dice, zarandeando una taza extra grande de refresco. Me espía por el espejo retrovisor, pero vuelvo a mirar la calle, de pronto muy ansiosa por llegar a casa.

—¿Quieres que entre contigo? —Pregunta Kimmie, una vez que nos detenemos enfrente de mi casa.

—No, gracias —digo, logrando una sonrisa. —Te llamaré, ¿está bien?

Ella asiente, y yo subo los escalones y voy directo a la cocina, en parte aliviada de encontrar una nota de mi mamá diciendo que una de las profesoras en el estudio de yoga se reportó enferma y ella la está cubriendo, y en otra parte estoy aterrada de estar sola.

En mi cuarto, bajé las persianas y me aseguré que ambas ventanas estaban cerradas y trabadas, incapaz de sacudir las palabras de Ben.

Aun son apenas las cinco. Tengo por lo menos otra hora hasta que llegue mi papá a casa. Y entonces, acampo en el escritorio de mi computadora y busco en el Google el término psicometría, medio esperando que sólo sea una palabra inventada y que Ben no sepa de lo que está hablando.

Pero aparece de inmediato.

Psicometría: habilidad para -ver- a través del tacto: para aprender acerca de la historia de un objeto o leer el futuro de una persona al tocarlo ó tocarla.

Me siento en la esquina de mi cama y me acurruco contra mi oso polar de peluche, intentando descubrir qué significa todo esto —lo que significará si elijo creerle. Vuelvo la mirada a mi reflejo en el espejo del tocador -el cabello recogido, rostro en forma de corazón, ojos muy separados- preguntándome qué es lo que Ben en realidad ve cuando me toca.

Y cómo me vería muerta.

Un momento después, suena el teléfono, me asusta. Lo observo, debatiéndome entre responder ó si quien sea que me haya dejado ese regalo, sabe que estoy sola.

Cuatro timbreos. Cinco.

Finalmente lo contesto, pero tiene tono de marcar antes de que incluso pueda hablar. Respiro profundamente, intentando exhalar fuera el nudo de mi pecho, deseando haber aceptado la oferta de Kimmie de venir.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.